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¿Cuáles son las inquietudes de una persona que aparenta tener todo en la vida y cuya obstinada búsqueda de la perfección hace que distorsione el enfoque y la visión de la realidad?

Marina es una joven inteligente, emprendedora y soñadora, pero su extremada arrogancia y su acusada autoexigencia, no le permiten ver más allá de la obsesión que le produce todo lo que no puede conseguir. Su existencia se centra en su trabajo en el Laboratorio de Toxicología del Instituto Anatómico Forense de Madrid y en una frustrada relación que mantiene con un joven alemán; el punto de inflexión de su vida se produce cuando éste aparece muerto en un parque, tras haber pasado la noche en un concierto de rock. A partir de entonces se abre una obcecada búsqueda del culpable, donde Marina pondrá en práctica sus conocimientos sobre la Ciencia Forense, consiguiendo abrir nuevos caminos insondables y totalmente insospechados para ella, y que permitirán que la verdad fluya mostrando la auténtica cara del enigma.

El brazo alemán está narrado en primera persona, por lo que el punto de vista del lector se halla ligeramente distorsionado por los razonamientos de la protagonista, sin dejarse entrever el desenlace final hasta el último episodio de la novela.